Belén — Las Margaritas, se ha caracterizado por ser un sector residencial señorial apto para el descanso y el silencio. Un lugar tranquilo, donde la vida pareciera que se detiene. En medio de esta calma, se halla el spa “Ceras”. No es un lavadero convencional, es un verdadero sitio para el embellecimiento automotriz.
“Ceras” es administrado por José, quien ha vivido durante toda su vida allí. Jocosamente, él mismo cuenta que la única “bulla” que se siente en el barrio es cuando uno de sus empleados enciende una aspiradora o una secadora. Este territorio es clave para “Ceras” pues además de estar bien ubicado, es un sitio confiable donde los clientes pueden dejar con total seguridad sus carros mientras disfrutan del silencio de un barrio que fue creado con ese fin.
Con 27 años de edad, José es el administrador y dueño de dos unidades de negocios establecidas como spa. Con una sede en Medellín y otra en Envigado, “Ceras” es el sueño alcanzado para él junto con acompañar el Club Atlético Nacional en sus múltiples partidos sea como local o como visitante.
Desde muy temprana edad entendió que sus pasiones oscilan entre los balones y las llantas, afectos que conserva hasta la actualidad y que seguramente lo hará por el resto de su vida. Entusiasta y enérgico, busca siempre la estrategia más adecuada para mantenerse actualizado en tendencias o herramientas para el servicio de sus empresas.
“Ya cumplí con parte de mi sueño, pero eso no significa que ahí me debo detener. Sigo, y mi próximo sueño es poder acompañar al verde en giras internacionales, pero con la tranquilidad de saber que donde quiera que yo esté, mi empresa está firme”, argumenta cuando retoma su proyecto de vida.
Familia, amigos de infancia y la barra a la que pertenece: esa es su comunidad. Para José, el concepto de comunidad está ligado directamente al de familia y a su vez, familia es aquella persona que, aunque no posee una similitud sanguínea, camina por los mismos senderos y con la misma pasión. Sea por su edad o por carisma, es amigo de todos sus vecinos, desde el más grande hasta el más pequeño.
Su madre también influye allí, pues ha vivido gran parte de su vida en este sector y es reconocida por los vecinos como una mujer decente, amable y servicial. Para fortuna de José, tuvo la grata posibilidad de encontrar una comunidad de vecinos tolerantes ante el ruido y ante el flujo vehicular que constantemente cambia, de lo contrario, la existencia de “Ceras” en este lugar sería casi que imposible.
Aunque utiliza parte del espacio público para realizar su actividad de embellecimiento, hasta el momento la comunidad no se ha mostrado inconforme por su quehacer y uno de los motivos, es porque él siempre busca dejar los espacios organizados y aseados. Esa es la clave, manifiesta José.