Se llega al lavautos de don Rodri cuando tomas la 65 sentido sur – norte y tomas la diagonal a la derecha que hay después de pasar medicina legal, allí esta él, don Rodri siempre sentado tomándose un tinto y leyendo su periódico, este lavautos se encuentra muy cerca a la Junta de Acción Comunal de Francisco Antonio Zea y cerca al hospital La María.
El sector donde está ubicado el lavautos anteriormente fue zona de muchos conflictos territoriales entre las bandas criminales que luchaban entre ellas por el dominio de este. Después de muchos procesos que ayudaron a que se apaciguaran esas luchas don Rodrigo nos cuenta que ahora se vive con más tranquilidad en el barrio aunque no falten los conflictos cada tanto.
En el lavautos trabaja mayormente Don Rodrigo, es un lavautos unipersonal que existe hace 10 años afuera de su casa en la cual ha vivido desde hace más de 30 años con su familia, él tiene mucha experiencia como transportador pues fue su oficio desde que era joven y siempre ha estado involucrado de una u otra manera con los carros; al ver las dificultades que tuvo con la empresa que trabajaba decidió montar su lavautos y trabajar de forma independiente aprovechando que en el sector se guardan camiones y buses intermunicipales que requieren mantenimiento.
Don Rodrigo nos cuenta que si bien no le interesa mucho fortalecer su unidad de negocio, vincularse al programa de lavautos Informales de la ciudad le permite trabajar tranquilo y se siente apoyado; cuando el trabajo se pone bueno como él nos cuenta le ayuda su hija Marina a quien le gustan los trabajos pesados, y tiene experiencia en construcción, pintura y trabajo con madera.
Don Rodri es un hombre mayor, tiene 70 años de edad y durante mucho tiempo fue un viajero dado su profesión de transportador, él conoció muchos lugares del país y recolecto muchas historias que cada tanto nos cuenta y que también nos hacen viajar a nosotros mientras las narra y recuerda.
A Don Rodrigo le gusta leer a ratos y conversar, conversando nos cuenta la transformación del barrio, la relación que tiene con sus vecinos y con la dinámica de su entorno, él es un hombre profundamente familiar y jocoso, siempre tiene una sonrisa y un comentario agradable para darle a la gente, aparentemente es un señor malhumorado y cascarrabias pero detrás de esto hay un hombre juguetón y cariñoso que reconoce desde la persona más pequeña hasta el más grande reconoce y acoge, es como el tío del barrio.
La conversación, la narración de sus historias y la propuesta de la dupla para refleccionar sobre el tiempo, la forma que puede tener esté y tambien sobre las experiencias vividas nos dieron herramientas para hayar una forma de contar y representar el tiempo, Un reloj de arena. Marina, la hija de don Rodrigo, aportó su visión de la forma del tiempo y así decidimos encausarnos en la construcción de este como elemento plástico que representara la historia de Don Rodri y su hija.
La conversación nos llevó a identificar 6 momentos importantes en la vida de don Rodrigo, que además dan cuenta de la historia de su familia, y del noroccidente de Medellín donde siempre han habitado. Por quebrantos de salud de él la construcción de su línea de tiempo se detuvo por un tiempo pero con la mejoría de don Rodri continuamos el proceso de la construcción de su reloj de arena.