Moravia ha sido un barrio de Medellín reconocido por su historia de resiliencia, desde la transformación de sus famosos charcos cercanos al Puente del Mico en el basurero municipal, hasta los recientes incendios que afectaron cientos de familias. El Oasis es uno de sus sectores, formado como un reasentamiento temporal de los antiguos habitantes de La Iguaná que se vieron damnificados por las crecientes de la quebrada. 30 años llevan esperando las medidas temporales; con un nuevo arraigo y una cotidianidad tejida desde los oficios informales y el reciclaje, se reafirman como comunidad y territorio. Su nombre legítimo es “El Oasis Tropical”, elegido por el grupo de líderes que se vieron reflejados en las vivencias de los protagonistas de la novela homónima que se transmitía en los años noventa, mientras ellos construían las primeras viviendas. Con esta marca de resistencia, el Oasis se ha caracterizado por su reivindicación afro, sus murales y muestras musicales.
Con la idea de transformar su barrio, superando la declaratoria de Alto riesgo, para mejorar su calidad de vida y las prácticas de sus vecinos, los líderes de El Oasis se caracterizan por sus amplios sueños y su apertura y articulación de procesos. Allí se unen diferentes generaciones: fundadores que cargan la memoria del reasentamiento en su piel y en su mirada, adultos que trabajan cotidianamente en el barrio, jóvenes que se inspiran en las posibilidades de expresión y transformación y los niños que se motivan a participar por medio de las prácticas artísticas. Un trabajo intergeneracional y una perspectiva ampliada de su territorio, además de un legado de intervenciones organizacionales en el sector alientan al grupo a formalizar sus gestiones encaminadas al bien común.
Ante la realidad de los incendios en el sector -ahora denominado- “El Quemado”, en donde existe una gran posibilidad de reasentamiento de las personas que perdieron sus hogares allí, lo que conllevaría a seguir acrecentando el riesgo de nuevos incendios; el grupo de habitantes que asiduamente se ha reunido para plantear estrategias resalta la importancia de los espacios comunes. Viendo grandes potencialidades en conservar un espacio verde, arborizado, con espacios de juego y recreación, las prácticas artísticas toman allí el lenguaje de intervención urbana para la generación de mobiliarios que permitan estancias y sombras para mañanas de juego, tardes de panorámicas del río y noches de películas.