Nueva Jerusalén ha sido construida sobre un terreno de 62 hectáreas conocido como El Cortado, en los límites entre Medellín y el municipio de Bello, un barrio que se erige en lo alto de la montaña y cuyos caminos se entrelazan con los del barrio París y La Maruchenga. Las familias que fundaron la Nueva Jerusalén han resistido diferentes intentos de desalojo, buscando permanecer en el territorio que se presentó ante ellos como la promesa de un nuevo comienzo. Desde 2007 el barrio ha crecido a pasos agigantados, a punta de convites y trabajo comunitario se han construido las casas y los caminos. Hoy la Nueva Jerusalén sigue soñando con hacer de su territorio la verdadera tierra prometida.
El grupo de jóvenes que hacen parte de “Metámosle mano al barrio” trabaja desde el territorio para construir sueños colectivos y comunitarios en beneficio de las personas que habitan la Nueva Jerusalén. Sus integrantes son hombres y mujeres que viven el barrio desde hace algunos años, como también algunos que se unen a ese gran sueño de colectividad desde otros espacios y lugares de la ciudad. Actualmente trabajan de forma incansable en la construcción de un Centro Cultural Comunitario, desde el cual el arte y la cultura comiencen a llenar cada espacio del territorio.
Desde el proyecto Memorias del Agua hemos unido fuerzas con el grupo “Metámosle mano al barrio” para materializar el sueño de tener un Centro Cultural Comunitario para la Nueva Jerusalén, resaltando la importancia del trabajo colectivo, la juntanza y el convite como vías de construcción de sueños comunes.