En el barrio Trinidad, o también conocido como Barrio Antioquia, se encuentra ubicado el lavautos La 6-8 en lo que se reconoce como “La malla” del único aeropuerto que se encuentra en medio de la ciudad. Si bien La 6-8 lleva su nombre haciendo referencia a una dirección, éste lavautos se está ubicado en una esquina entre la vía de “la malla” y la calle 65. Carros van y vienen cruzando la ciudad o deteniéndose en algunos negocios; también llegan allí buses intermunicipales que aprovechan la cercanía del barrio a la Terminal del Sur, para encontrar una gran oferta de montallantas o de lavado de carros, una de las economías más recurrentes en la zona donde se encuentra La 6-8, en la que jóvenes del barrio o venezolanos han encontrado sustento. La dinámica barrial en relación a la venta de drogas aporta la característica de que hayan muchos jóvenes en las esquinas o andando las calles, pendientes de los carros que llegan o de las autoridades que pasan y a quienes anuncian generalmente con silbidos. También hace parte la dinámica del reciclaje que cuenta con grandes bodegas en las que habitantes de calle llegan a vender lo que recogen.
El lavautos de La 6-8 lo conforman, Walter quien fue la persona que fundó el lavautos, Sandra su hermana que trabaja con él desde el 2006, Carlos y en ocasiones la hija mayor de Sandra. Esporádicamente van otras personas a lavar carros y a conseguir dinero para el día a día. Walter es una de las primeras personas que inició lavando carros en ésta esquina, pagándole a “La Mona” la dueña de la casa del lado, para poder hacer uso del agua por la facilidad y la cercanía al lugar. En el 2006 empezó a sacar agua del contador de su casa, para crear lo que hoy se conoce como la 6-8 propiamente. Durante los inicios del lavautos Sandra trabajó en la misma esquina vendiendo jugos y comida, pero aproximadamente tres años después buscando solventar mejor su economía para sostener a sus cuatro hijas, se incorporó al lavautos en el que trabajaban 5 personas más debido a la rentabilidad que éste estaba generando. En la actualidad el lavautos cuenta con un espacio pavimentado en la esquina de la calle 65, donde generalmente lavan buses que llegan de la Terminal del Sur y carros particulares. Bajo un árbol de mangos, se sientan sus alistadores y conocidos a esperar que lleguen carros para trabajar; es lo único que los protege del fuerte sol.
Cuando conocimos a Sandra nos llevamos una grata sorpresa ya que a pesar de que mencionaba que no era muy buena en el dibujo y que no lo hacía desde pequeña, con la libertad y el placer de quien dibuja recurrentemente, empezó a dibujar su lavautos con destreza al hacer la línea y jugando con los colores. En medio hizo el gran árbol que caracteriza el lugar, mientras nos contaba algunas de las historias de su vida. Aunque ha vivido historias fuertes con respecto al conflicto que vivió el barrio en décadas anteriores, es allí donde ha encontrado la mejor manera de sacar adelante lo que más la motiva: el cuidado de sus cuatro hijas. Así como estudió una tecnología en el SENA, espera que ellas también puedan seguir estudiando para encontrar un futuro distinto al que el barrio en el que viven les ofrece, quiere para ellas, la compañía y la autonomía como mujeres, algo que a fuerza y pulso ha tenido que aprender Sandra con sus experiencias de vida. Para esto se piensa el lavautos cada vez más organizado de manera tal que simplemente a ella le toque administrarlo, y con los mismos recursos encontrar un nuevo lugar para vivir, ya que en el actual no hay espacio suficiente para todas. Viven en pequeños espacios divididos que integran una casa donde también habitan sus dos hermanos y su madre por separado.