La Iguaná es un barrio ubicado a un costado de la quebrada que lleva su mismo nombre, al pie del Cerro Volador y junto a la Universidad Nacional de Colombia. Hace aproximadamente 80 años, algunos de los habitantes que llegaron a vivir allí, aprovecharon el recurso de la quebrada, en el caso del agua para los quehaceres cotidianos como bañarse, cocinar o lavar ropa, y la arena para la construcción de casas. Antes, el barrio se encontraba a los dos costados de la quebrada; el lado que desapareció era llamado “otrabanda” y ahora sólo queda el costado cercano a la universidad. Lo atraviesa una vía principal que empieza desde la Cr 70 y termina en la Cr 65; se caracteriza porque la manera en que socialmente sus habitantes han resuelto su vivienda ha sido construyendo casas, unas encima de otras, añadiendo balcones, piezas, terrazas, en edificios que parecen retar la ley de gravedad y resistiendo a muchos años de fuerte inundación. Otra de sus características son las escaleras en caracol que permite el acceso a pisos superiores sin ocupar mayor espacio al interior. Así como han procurado solucionar necesidades vitales como la de vivienda, también, durante todo este tiempo sus habitantes han logrado un trabajo colectivo para la adecuación del barrio, realizando convites o movilizando esfuerzos para construir la JAC, la biblioteca, la cancha de fútbol, la Iglesia, entre otras cosas. Sus habitantes han crecido exponencialmente en las últimas décadas, y ahora, los migrantes venezolanos también han encontrado lugar allí. Quienes habitan el territorio desde hace años quieren compartir a las nuevas generaciones y nuevos habitantes los valores y la extensa memoria del barrio.
De un grupo de mujeres que se reunía a aprender nuevas formas de hilar o crear objetos para sus casas con Hernando, quien motivó el grupo, surgió también el grupo principal para compartir en estos encuentros. Ellas, además de trabajar y/o cuidar de su familia, también suelen disfrutar de los espacios que les brinda la JAC u otras instituciones, como por ejemplo poder ir a nadar o estar en el gimnasio, aprender en cursos de primeros auxilios, conocimientos básicos para el cuidado de personas enfermas o adultos mayores, manualidades, entre otras cosas. Algunas de ellas también han estado interesadas en la educación del barrio y la participación activa en la promoción cultural, como lo hace Pilar que tiene un jardín de niños, o como lo hace Hernando que así como promovió el grupo de tejido, también ha promovido grupos culturales. Aunque la mayoría de estas personas se conocen entre sí porque desde su niñez han estado en el barrio, estos encuentros han sido otra forma de generar diálogos, intercambios de conocimiento, apoyos mutuos; han abordado elementos de su historia común y la validez que esto tiene para seguirse pensando el futuro grupalmente, para seguir mejorando sus condiciones de vida.
A Hernando, le dicen de cariño Nando. Cuando lo conocimos casi todo el mundo lo llamaba así, lo que nos permitió entre ver la cercanía que logra con las personas, desde sus formas de vincularse a procesos, su espontaneidad y por ser conversador. Como él dice, es peluquero desde los 13 años: “lo hacía molestando, me quedó gustando y de eso vivo”. Adecuó el primer piso de su casa para tener allí la peluquería, pero también hace domicilios a gente del barrio o clientes que viven en otros lugares de la ciudad y que lo conocen desde hace mucho. A esto dedica parte de su tiempo, aunque también a proyectos comunitarios con adultos y jóvenes, liderando o acompañando espacios deportivos, artísticos y culturales del barrio; desde los 17 años aproximadamente está acompañando este tipo de eventos y recuerda que desde esa época ha estado vinculado al comité de cultura. Aunque una de las cosas que más quiere es irse a vivir a un lugar campestre, que tenga cerca las comodidades de la ciudad, también quiere y se alegra por pertenecer a La Iguaná debido a la cercanía que tiene con todos sus habitantes “todos nos conocemos, el barrio está en un lugar central de la ciudad y no hay barrios cercanos con los que la violencia de las fronteras invisibles nos pueda afectar”.