El lavautos Pipo está ubicado en la calle 89 # 67-248, en el barrio Alfonso López, muy cerca al Colegio Dinamarca y la Terminal del Norte, donde su propietario Roberto Gallego (conocido como Pipo) trabajó durante varios años. Desde que empezó en el barrio, Pipo trabaja solo, su espacio es pequeño, y además siente que de esta manera le va mejor económicamente.
Frente al lavautos hay un pulmón verde del barrio, cuenca de la quebrada La Quintana que baja desde la parte alta de la Comuna 6, con grandes árboles y zonas verde donde niños, jóvenes y adultos se dan cita de manera espontánea. Es un espacio muy bien cuidado, con parque infantil, gallinero y corral de patos. En el mismo sector, pegaditos, están la cancha deportiva Cancha Jorge Wilfran Morales Duque, el centro de salud Alfonso López y la parroquia San Fernando Rey.
Pipo tiene muy buenas relaciones con su comunidad: “De eso se trata, de vivir en armonía con los vecinos”, dice en nuestros encuentros pedagógicos en el marco de Memorias del Agua. Aunque su lavautos es unipersonal, la relación de Pipo con los habitantes del sector es muy dinámica: participa de sancochos y frijoladas, y disfruta mucho compartiendo con los amigos de antaño.
Los vecinos de Pipo le reconocen como un hombre con buen humor y en varias oportunidades niños y adultos del barrio se acercaron a las actividades pedagógicas que desarrollamos en el parque cercano al lavautos. Niños y niñas, amigos del barrio y familiares de Pipo fueron parte integrante de los juegos y encuentros que realizamos sobre la memoria, el agua y el cuidado de medio ambiente.
Pipo lava carros hace 24 años, 12 de ellos en el sector donde está actualmente. Lava afuera de la casa de su madre, en un espacio en el que solo cabe un carro, pero los clientes en espera pueden parquear en la calle o en el parque al frente de su unidad de negocio. A Roberto Gallego le llaman “Pipo” porque desde pequeño ha sido un gran apasionado del juego de bolas (canicas): parece que era de los más tesos entre sus amigos y de ahí su sobrenombre. Le gusta caminar y montar bicicleta, ver películas de terror, leer el Q’Hubo y es hincha fervoroso del Independiente Medellín.
Aparte de lavar autos, Pipo tiene un negocio, o más bien un hobbie, de fin de semana: los domingos y festivos lleva a la pista de Francisco Antonio Zea, muy cercana al lavautos, dos carritos de madera a escala en los que pasea niños pequeños. Estos dos carros, un jeep con cacomanía de Pielrroja y una chiva llamada La Niña Mencha, fueron construidos con un vecino y amigo, llamado Gonzalo.
En el lavautos Pipo, al ser una unidad de negocio unipersonal, decidimos realizar en conjunto una actividad pedagógica y estética relacionada con la historia personal y laboral de Pipo. A través de la metáfora del tiempo en espiral, nos adentramos en la cotidianidad y en la memoria de este personaje que aún conserva un espíritu de niño. Aunque en muchas ocasiones Pipo manifestó no tener buenos “dotes” para el arte y, en especial para la pintura, a medida que avanzaron los encuentros de Memorias del Agua empezó a soltar su mano y por esta razón decidimos realizar una especie de logosímbolo a partir de la identidad propia y del lavautos.
El resultado final decidimos nombrarlo “La manguera del tiempo”, pues desarrollamos el ejercicio de creación del logo con materiales reciclados que estuvieran a la mano de Pipo en el lavautos. Fue muy especial que Pipo nos compartiera la que fue su primera manguera de lavar cuando llegó al sector. Este fue el punto de partida de un proceso estético en donde se plasmaron las memorias personales y laborales en una reflexión dirigida a comprender la vida como un fluir de las historias y las narraciones a través de las aguas del tiempo.