Cada que llegamos a habitar un territorio, lo primero que hacemos siempre es conocerlo, recorrerlo y levantar un estado del arte que nos dé indicios de cómo vive la comunidad, como se piensa y como quisiera estar, nos gusta conocer sus procesos de proyección para identificar en qué podemos aportar, como le sumamos a los procesos existentes, identificar los actores externos que nos pueden acompañar en este viaje y así articular todo con el fin de sumarle a los procesos de base en el territorio.