El ejercicio de contenedores de memoria permitió el acercamiento de los participantes a una nueva forma de materializar las experiencias y relatos, más allá del texto escrito, esta vez crearon una narrativa física que cobra sentido en la voz de cada participante. Para este caso los participantes dispusieron diferentes elementos en los frascos, construyendo con estos, relatos que dan cuenta de su comprensión sobre el valor simbólico de los objetos y su carga de memoria. En el Proyecto Memorias del Agua se generan espacios de escucha que permiten entre vecinos, el reconocimiento de las historias y vivencias que en algún punto desde sus vidas intimas se conectan luego con el transcurrir de la vida en los territorios. Creando así un meta relato vecinal que dota de sentido la convivencia con el otro y la otra, que pese a las diferencias tiene mucho en común como por ejemplo las condiciones de vida en sus territorios y la lucha que comparten por mejorar la calidad de vida.