Reconocer el territorio, promover el agenciamiento de las personas de los lavautos a partir del reconocimiento de su territorio y la activación de la memoria, teníamos la intensión de provocar una reflexión con relación al territorio, pero fue ella y el alistador que la acompañaba en ese momento quienes nos provocaron a otro nivel desde la mediación, en la medida en la que a partir de narrar sus vivencias nos dieron cuenta que tan amplia podía ser la perspectiva para trabajar la memoria y el territorio en este vaso sobre el barrio Moravia. Fue un proceso muy exitoso que se desarrolló en diferentes momento, fue guiado de principio a fin por Liliana Ardila la administradora, quien a lo largo del recorrido fue contando la manera como la historia del barrio también atravesaba la vida íntima de cada una de las personas de su familia, porque las decisiones administrativas que incidían directamente sobre el territorio a su vez marcaban las dinámicas del barrio en las que cada una de sus hermanas e hijos se ha visto reflejada. Reconocer esta dinámica de arraigo con el territorio nos ha permitido en doble vía entender como ellos, quienes han crecido junto con Moravia tienen una memoria histórica muy potente desde otra orilla de la historia, de quienes la habitan, la celebran, la temen, la cuentan, la construyen y la defienden.
Casi como si una historia familiar pudiera ser la historia del barrio Liliana cuenta la Memoria del morro, de las esquinas, de las casas, de los cambuches, de la basura, del jardín y del lavautos. Pues en este barrio es donde hace más de cuarenta años, el padre de Liliana fue quien comenzó con el oficio de alistar carros, oficio que hasta el día de hoy sigue siendo el sustento de Liliana y su familia.
Este recorrido desde el origen fue cocreado con Liliana ya que el objetivo del mismo consistía en activar y dinamizar conversaciones alrededor de la memoria del territorio y la incidencia de estos lugares con su vida, se eligieron puntos como la calle 57 que es donde está ubicado el lavautos y a partir de ahí se subió al morro.
En el segundo recorrido el territorio elegido fue el centro cultural de Moravia, donde Liliana se mostró como una potente portavoz de la historia viva de su barrio, escuchando de ella expresiones como “”, en el centro cultural también la reconocen como una de las personas que tienen las narrativas de la memoria local, por lo tanto desde otros espacios de encuentro en el Barrio, Liliana cuenta su barrio desde la posibilidad, es inspirador escuchar como presenta una historia de lucha desde la luz, de la trasformación, ella refleja que el barrio ha ido creciendo así como su lavautos ha ido creciendo. Este punto en especial fue clave para reflexionar sobre el bien propio y el bien común, así como su lavautos ha venido creciendo también el barrio ha venido creciendo, fue una experiencia que nos permitió conectar con el sentido de pertenencia y de arraigo como pilares del desarrollo que se sustentan desde la gratitud y el reconocimiento, que así como ella, ha sido complejo pero potenciador, en la medida que cada reto que les plantean a ella y a su familia las dinámicas de la vida en Moravia, significa una oportunidad para crecer, transformarse y reconocer que es una mujer con potencialidad para construir con sus propias manos una vida digna.