El lavautos inicia su actividad en un terreno público de la ciudad que se encuentra ubicado cerca de la Terminal del Norte, junto a la sede actual de los bomberos de Caribe y cercano a una zona comercial relacionada al mundo automotriz que se ha configurado bajo las demandas mismas de la terminal. Cuando empezaron a lavar carros allí, el terreno era desnivelado y dificultaba el trabajo. Hace 25 años, la recursividad de los primeros alistadores los llevó a utilizar los escombros que se botaban cerca para rellenar el suelo e ir organizando el lugar, condición que llevó a que lo nombraran espontáneamente como “el tierrero”. Durante los primeros años, parte de la relación con el barrio fue un problema ya que como el lavautos era un espacio recurrente por los conductores de la terminal, las quejas y los problemas con el tránsito de Medellín abundaban. Por esta razón y otras necesidades de organizarse, Meraida, que es desde entonces una de sus líderes principales, empezó a buscar soluciones a los inconvenientes con el tránsito; al ir allá, uno de sus funcionarios le recomendó organizarse o encontrar una representación jurídica que le permitiera solucionar con mayor facilidad ese tipo de inconvenientes, y adicionalmente, buscar recursos para acondicionar el lugar y estabilizar el trabajo de los alistadores. Debido a esto y al amor que tiene Meraida hacia las personas cercanas que la apoyan en su liderazgo desde el grupo de trabajadores, se construye una pre-cooperativa en el 2005; ésta se sostiene como tal hasta el 2010, año en el que se consolida como Corporación Horizontes representando al equipo del lavautos.
Este lavautos se ha configurado desde la cercanía de las personas que allí trabajan, ya que desde sus inicios, quienes lo integran, han sido familiares que invitan han invitado a otros para conformar el equipo (hermanos, hijos, primos) o amistades cercanas, procurando que los beneficios se extiendan, lo cual ha llevado a que el trabajo grupal esté mucho más fortalecido en la actualidad, y que haya, en términos generales, una estabilidad, constancia en sus trabajadores y una memoria común que les permite reconocerse desde las relaciones humanas e intereses mutuos. Este año, bajo las situaciones políticas internacionales que han llevado a que los venezolanos migren hacia otros países, algunos jóvenes de ellos también lograron vincularse. En varios de los encuentros con el proyecto de Memorias del Agua salieron a la luz conversaciones sobre la posible reubicación del lavautos; les preguntamos “¿Qué de lo que han sido como grupo quieren que permanezca?”, a lo que sin dudarlo y con entusiasmo casi en un descontrol de voces, respondieron que querían llevarse a sus amigos, “estar todos juntos”, decían unos, otros hablaban de los perros que cuidan y que viven en el “tierrero”, otros mencionaban entre risas, que querían llevarse también los clientes o incluso poder sembrar de nuevo el árbol que les ha dado sombra durante tantos años y trasladar el altar a la Virgen del Carmen (elemento característico de la estética del lavautos). Verlos y escucharlos hablar da cuenta de la calidad de relaciones que han tejido con el entorno desde lo cotidiano superando la comprensión de su lugar de trabajo como un intercambio meramente económico.
Con riñonera, lapicero y cuaderno en mano está Alejandra de un lado para otro en el lavautos cuidando el orden de los carros que entran y salen, ya sea para parquear o para lavar. Va asignando los carros a los alistadores que en pequeños grupos esperan el turno. Alejandra es la jefe de patio y es además una de las personas que está pendiente de darle ese toque sensible que necesario para que las relaciones laborales se amplíen considerando las dimensiones personales. Varios familiares de ella trabajan desde hace mucho en el lugar (su padre, tíos, primos), y fue precisamente a través de ellos que obtuvo el puesto hace 11 años; se sigue proyectando laboralmente en el mismo lugar por los aprendizajes logrados, la tranquilidad de las dinámicas internas y por el aporte económico que este trabajo le brinda. Este es el apoyo principal para seguir velando por su hija y para un proyecto que tiene para el próximo año que es el de terminar el bachillerato. Cuando no está trabajando la motiva poder encontrarse con su hija, las reunirse con sus familiares o poder salir a pasear.
El equipo de trabajo de este lavautos se observa a sí mismo desde las vivencias conjuntas que han sido significativas; muestran cómo sus cotidianidades emergen en la labor de alistar carros y en el divertimento que encuentran al compartir momentos de descanso o de celebración de la vida en situaciones rituales como los cumpleaños, los logros personales, las fiestas religiosas. Han identificado que uno de sus valores es la unidad de equipo que prevalece desde hace años y que es con lo mismo que pueden resistir a los cambios que vienen para ellos. El proceso creativo en este lavautos dio como resultado un objeto que además de útil para sus reuniones, también es símbolo de la unidad grupal que los caracteriza. Cada uno de los alistadores consideró un objeto que da cuenta de una pequeña parte de lo que son, pero que significativamente se adhiere a una personalidad grupal mayor; cada uno de ellos consideró el objeto para hacer un aporte a mantener el recuerdo vivo del equipo integrándolo a una mesa que los convoca a seguir juntos.