Como muchos de los lavautos de la ciudad, La 72 lleva el nombre de la calle donde se encuentra ubicado. Al noroccidente de la ciudad, en una esquina de Castilla, en medio de dos faldas empinadas, se conformó además del espacio del lavautos, un sitio en el que otras situaciones sociales aparecen para ir tejiendo amistades y relaciones vecinales. Si quisiéramos describir una imagen del lugar, tendríamos que imaginar a la madre de Aníbal y a su hermana sentadas afuera de la casa materna, conversando u observando la tarde; de otro lado estarían otros familiares conversando y cuidando de dos bebés que roban la atención de quienes llegan. Vecinos y conductores yendo y viniendo entre diálogos con quienes allí se encuentran, sobrinos de Aníbal jugando también con sus vecinos, caminando de un lado a otro planeando nuevas juegos para entretenerse. Este lavautos aparece en medio del barrio acogiendo de muchas maneras a quienes lo habitan; los vecinos que conducen taxis y particulares, siguen prefiriendo al lavautos desde hace mucho, generando vínculos importantes con los alistadores, ampliando la confianza en ellos y reconociendo el valor de la co-responsabilidad, el apoyo laboral que tienen alrededor de sus labores.
También ha sido un lugar ideal para mejorar la calidad de vida de las personas del barrio con los relacionamientos que permite el lugar, de modo que algunos chicos, han encontrado allí, las oportunidades laborales que tanto escasean mientras hacen frente a la violencia y la muerte que ha azotado la zona.
Haciendo uso de un espacio aledaño a la casa de su madre que en un principio era sólo tierra, Aníbal encontró la posibilidad de empezar a lavar autos hace 15 años. Durante casi todo este tiempo, Alex y Felipe han sido el apoyo para consolidar un equipo de trabajo constante, reconocido por sus clientes más fieles, por la buena atención y la rapidez con la que dejan listos sus taxis. Aunque uno de ellos ya no está, la habilidad que tienen en el trabajo grupal persiste gracias a que el lavautos también ha generado la posibilidad de que algunos jóvenes vecinos, se vinculen varios días a la semana, aprendiendo cada vez más la labor y fortaleciendo las habilidades por las que La 72 se ha caracterizado. Otra de sus características es el manejo de los recursos hídricos. Si bien el agua es uno de los elementos primordiales para los lavautos, en éste, la recursividad los ha hecho observarla de otro modo. Haciendo uso del agua lluvia pueden cuidar el agua potable y recibir beneficios para el sustento económico del equipo; por esta razón crearon un sistema de recolección de agua lluvia. La elaboración de un tanque y la instalación de una bomba de agua les ha posibilitado recoger el agua que cae en los días lluviosos para el gasto que requiere el lavado de carros; aunque el tanque no siempre se llena a razón de la lluvia, éste se mantiene en uso con el agua que sale del acueducto para evitar posibles daños al sistema de recolección y bombeo. Las ventajas que les ha traído este sistema de recolección de agua, son un ejemplo del cuidado de los recursos hídricos y de una estrategia eficaz para mejorar la economía interna del lavautos.
Don Aníbal es un hombre callado que habla sólo cuando considera necesario, pero también, al contar historias, narra con emotividad y gestualidad cada uno de los momentos. En el lavautos lo reconocen como un ser atento a los demás, respetando los espacios del otro y el bienestar de los clientes. Ha sido el centro del lavautos y quien ha considerado el bienestar económico de sus trabajadores. Entre conversaciones, uno de los alistadores expresó la importancia que ha tenido Aníbal en su vida dirigiéndose a él como “ su maestro”, reconociendo que con él fue con quien aprendió a lavar, y es quien les ha dado la oportunidad de trabajar en un sector en el que es difícil hacerlo; esto, sin dejar de mencionar lo equitativo que es con los recursos económicos. Por ejemplo, de él fue la idea de crear el tanque de agua lluvia y a partir de allí logró cohesionar el trabajo adecuado para que fueran las mismas personas del equipo quienes hicieran su montaje; también con la buena administración de los ingresos, logró en poco tiempo recoger el dinero necesario para que su proyecto se diera.
Durante el proceso creativo los alistadores del lavautos realizaron dibujos representativos de su lugar de trabajo, consideraron objetos comunes, ilustraron el sistema de recolección de agua lluvia que identifica al lavautos y valoraron aspectos correspondientes a sus habilidades, para luego representarlas también con imágenes alusivas. “¿Qué nos identifica como grupo?” fue una pregunta modular para llegar a esta intervención. En un primer momento la comprensión se mostró al interior del ejercicio de lavado en equipo, reconociendo por ejemplo la rapidez que logran al articularse, el buen servicio, entre otras cosas. Sin embargo, cuando se inició a pintar la fachada del muro, los alistadores, los familiares de Aníbal que viven a los costados, vecinos y hasta conductores se propusieron a dar sus propias pinceladas; la constante presencia de estas otras personas hace que el lavautos adquiera otras características que se extienden en la importante articulación a nivel social. “Ja, venga yo pinto. A mí me tocó pintar el edificio Coltejer, y a Brayan si sigue así, lo vamos a mandar a pintar todo Medellín” nos decía uno de los conductores, refiriéndose también a uno de los niños, que precisamente fueron los más entusiastas en los encuentros.