Ubicado en pleno corazón de la comuna 13 de Medellín, el lavautos ASOVICON posee una particularidad en especial con referencia a los demás: solo se dedican a lavar los buses de la flota de San Javier. Como si fuera poco, se autodenominan como una familia. Una familia que ha vivido en carne propia fuertes éxodos de violencia propiciados por un Estado que discrimina a sus hijos y por parte de grupos alzados en armas que condenan la tranquilidad de los días.
En el ir y venir del proyecto Memorias del Agua, se pudo concretar con los alistadores de este lugar —12 en total— una actividad que marcó significativamente sus pensamientos y por axioma propio, la de la dupla pedagógica que acompañaba el territorio. Esta acción a la que se le hace referencia recibió por nombre “Retratos análogos”, un ejercicio que consistió en capturar los retratos de cada uno de ellos mediante una cámara fotográfica análoga a escala de grises, llamado coloquialmente “a blanco y negro”.
¿Por qué fue tan especial? La respuesta radica en la aceptación del yo y en lo potente que puede que es ese ser que habita en cada persona en el momento en que se es consciente de su existencia. Verse fotografiados de manera profesional y poder detenerse a observar las comisuras de sus rostros, el paso del tiempo en él, ver sus sonrisas y reflexionar que a pesar de lo amargo que han dejado sucesos anteriores, son personas calidas y llenas de sueños a alcanzar. Fue un “volver a nacer”, entender que “aún están vivos”, tal y como lo expresaron en sus propias palabras.
Finalmente, podría decirse que esta planeación es sustancial para el lavadero en general puesto que sus quehaceres se convierten en el perfecto escenario para preguntarse y replantearse por sus proyectos de vida, aceptando que su empleo actual puede contribuir metodológica y económicamente con la consecución de los mismos.